sábado, 10 de octubre de 2009

LA GRAN NECESIDAD DEL PERDON

Sin lugar a dudas una de las necesidades mas apremiantes del ser humano en todas las épocas y especialmente en la que estamos viviendo, es mejorar su capacidad para perdonar.
Es un axioma que la convivencia es dificil por cuanto todos los seres humanos somos únicos e irrepetibles, y esta condición nos lleva a proceder de manera especial a cada uno.
Esta manera distinta de proceder es precisamente la que debemos aceptar en los demas, para poder convivir apaciblemente tal como seguramente es el mayor anhelo de todos.
A quien debemos perdonar?
Ante todo a Dios, pues somos especialistas en culparlo a Él de todas las cosas malas que nos suceden, cuando la realidad es que cada uno siega de aquello que ha sembrado.
Luego debemos perdonarnos a nosotros mismos por la mala siembra que hicimos en el pasado, la cual nos está produciendo esa cosecha que hoy estamos rehazando.
En tercer lugar debemos perdonar a todos nuestros seres queridos por sus errores para poder crear un ambiente de felicidad en nuestra familia como la célula fundamental de la sociedad.
En cuarto lugar debemos perdonar a todas las personas con las cuales tenemos que interactuar, para obtener buenos resultados de esa relación.
Por último a todos los seres humanos independientemente del lugar que ocupen en la sociedad, bien sea de eminencia y esten cometiendo errores el ejercicio de sus funciones, o se encuentren en un lugar que produce rechazo general.
Si todos pusieramos así fuera una pequeña semilla de paz en nuestro entorno, con seguridad que las condiciones en las que actualmente se encuentra el mundo, cambiarían positivamente, y el vivir sería mucho más agradable.
Es indudable que la violencia está en el corazón del hombre y no como se nos quiere mostrar en la prensa amarillista, que ésta solo se da en quienes han tomado un camino equivocado, pues la historia nos enseña que desde el inicio de la humanidad las violencia ha existido y por ello no debemos considerarla como un fenómeno propio de una época en particular.

Conclusión: La violencia está dentro de cada uno y no afuera. Por ello la solución solo puede provenir de cada uno proponiéndonos a cambiar el odio por amor, porque solo el amor echa fuera el rencor.
Sanemos pues nuestros corazones de toda raiz de amargura y resentimiento, para poder ver a futuro el mundo feliz que todos anhelamos.